sábado, 9 de abril de 2016

Cruces y puentes en el término

En épocas pasadas, era costumbre levantar una cruz de piedra en el lugar del término donde hubiera fallecido alguna persona. Se conservan dos en el término de la Peña: La del paraje denominado La cruz del Muerto, cerca del Picón, y otra en la Rivera del Roble, también de piedra de unos dos metros, entre el Pozo Patetas y el puente, de difícil datación.
Cerca de los restos de la posible calzada romana se halla una cruz de piedra de unos dos metros y medio  en el mismo camino, que da  testimonio del fallecimiento de alguien  en ese lugar de tránsito  y que da nombre al paraje con la denominación de Cruz del Muerto

En la Cruz del Muerto se ve grabada en la base una leyenda bastante borrosa y difícil de descifrar. Parece que pone "Animas Benditas".
La de la Rivera El Roble pone en la base "anima" (alma), que parece ser una imprecación llena de sentimiento y dolor al ser querido por parte de los familiares que erigieron la cruz. Algunas versiones dicen que la cruz de la rivera se habría levantado en recuerdo de una niña de doce o catorce años que, al cruzarla cuando venía crecida, se habría resbalado de "la puente" y se habría ahogado.


Cruz de la Rivera de El Roble, en cuya base se lee la palabra “ANIMA”

También se conserva la peana de otra muy antigua en el camino que discurría entre Mata Oscura y las Navetas, y que se denomina La Cruz de Gumersinda, en recuerdo de la persona fallecida, de la que sólo sabemos el nombre.

Otras veces se señalaba el lugar del campo donde había fallecido alguien, marcando una cruz en un roble cercano. Tal era el caso de la cruz grabada en un roble, ya desaparecido, en Mata Camino, en el lugar donde falleció el "Tío Sarda".

Todas las cruces que se conservan en el casco del pueblo parecen ser del siglo XV-XVI, incluidas las del Santo Cristo. La de Santa Isabel tiene inscrita la fecha de 1563. Estas cruces se ponían en los pueblos para señalar las estaciones del Vía Crucis (17).

Los puentes se construyeron, casi todos, ya en el siglo XX, por los vecinos del pueblo. El Puente Viejo de Pereña es el más antiguo, del siglo XIX. Anteriormente, había "una puente" hecha de lanchas en El Quemao, por debajo de El Piélago, otra en Las Ollas y otra por encima del Puente de El Roble, donde han habilitado el nuevo paso para la maquinaria. El de El Roble se hizo hacia 1917.

Por las puentes sólo pasaban las personas, el ganado debía vadear La Rivera. Cuando ésta venía muy crecida, había que dar la vuelta por el puente Las Ollas, hasta que se hizo el de El roble, pues el agua las cubría y era peligroso cruzar por ellas.

Cerca de la desembocadura de La Rivera, en el río Uces, se encuentran unos pontones para pasar al término de Pereña. Las puentes (18) sobre los regatos, sin duda tan antiguas muchas de ellas como el mismo pueblo, como la de El Chorro y la de La Fuente La Poza, en el lugar, se conservan en buen estado.
“Puente de Pereña”, así conocido en el pueblo, que salva la rivera que separa los términos de ambos pueblos

Antes de hacer los puentes, los pastores y cabreros que se encontraban al otro lado de la rivera que atraviesa parte del término, guardando el ganado, si había crecida, se veían forzados a pasar la noche en el campo y refugiarse en alguna caseta hasta que bajara el caudal. Se cuenta de un cabrero, el "Tío Moro" que casi nunca venía al pueblo y pasaba los días y las noches en el campo durante todo el año, cuando se hallaba con el ganado al otro lado de La Rivera y ésta venía crecida. Los amos que debían alimentarlo le pasaban la comida arrojándosela desde la orilla de acá o lanzando él una soga para recogerla.

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