jueves, 18 de febrero de 2016

Obras de Interés

En la calle Santa Isabel está inscrita la fecha de 1782 en la puerta de una casilla y que los más antiguos del lugar cuentan que  fue la cárcel del pueblo. El molino del Pozo Patetas es, probablemente, también del XV o XVI; es, seguramente, el más antiguo  y estuvo en funcionamiento hasta mediados del siglo pasado. Los del Regato las Llosas,  llamados de Juan Blas y del tío Benito, deben ser de finales del siglo XVII;  en 1753  no estaban en uso, y no se mencionan en el catastro del  Marqués de la Ensenada 

Los  puentes sobre las riveras son de primeros del siglo XX, excepto el del camino viejo de Pereña que es anterior. Una casona o antiguo palacio situado entre la iglesia y la escuela antigua, en cuya fachada lucía su escudo hasta mediados del siglo pasado,  pertenecía a la familia Sendín de Villarino y hoy a sus descendientes en el  pueblo.

Más antiguos, sin duda, son los pontones y   ”las puentes” sobre la rivera  y los regatos, que bien pueden remontarse muchos de ellos hasta los orígenes  de nuestro pueblo como las puentes de El Chorro  y de La Fuente la Poza. La construcción de mayor antigüedad,  y  más valiosa que se conserva  en el pueblo es, sin duda,  la Fuente La Poza que puede remontarse  a la alta Edad Media o incluso a la época romana.

Quizá tan antigua fuera también La Fuentita, destruida con la pavimentación de la calle y otra en La Grijuela, que se cerró para llevar el agua al caño. Había  y hay otras muchas fuentes en el lugar y en el término,  como las dos de El Egido ya destruidas, las del Roble, Las Majaítas, el Herbatú, Las Navetas, Valle la Encina, la  de Mataquemada y la de San Juan, ambas desaparecidas, Cobaverde, el Fontanal, los Carbizales, Valrabroso, Campo Mediano, etc.,  de difícil datación.

“Fuente La Poza”, Importante manantial  que surtió de agua potable a  todas las generaciones del pueblo, hasta que se llevó agua corriente a los hogares

Diseminadas por el término, quedan todavía casetas de piedra, algunas muy antiguas, que se remontan a tiempos inmemoriales y que hoy apenas prestan servicio alguno. Pero sería una torpeza que estas pequeñas y humildes construcciones, obra de nuestros antepasados, por no tener hoy tanta aplicación como antaño, desaparecieran por la incuria y el abandono de los amos de  las fincas donde se encuentran tras la división parcelaria .

 Y peor sería aún que, sin motivo alguno, sólo por inconsciencia, se  las destruyera. Durante muchos años y siglos, han estado ahí  jalonando el paisaje de nuestro término, formando parte de él como testigos silenciosos del quehacer laborioso de nuestros antepasados y remediando no pocas necesidades. 

Una forma de honrar y reconocer  la memoria  de los que nos precedieron consiste en respetar  sus pequeñas  obras, fruto de sus afanes, que quedaron para la posteridad y que  dan testimonio de una forma de vida ya pasada y  forman parte de  la historia  y del paisaje del pueblo.

Caseta que se conservaba en buen estado hasta hace poco en La Llaga. Seguramente es una de las más antiguas, cuya construcción se remonta a tiempos inmemoriales

Otro tanto sucede con las paredes de muchas fincas, sustituidas  por alambres de espino o simplemente haciéndolas desaparecer por motivos de una rentabilidad muy dudosa,  a veces nula  o muy  escasa.

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